Fashion Stories

Descubre París con Sofía Paramio
Su pasión por la moda le ha enseñado a la estilista e influencer Sofía Paramio a disfrutar de la capital fashion como una auténtica parisina. Tanto es así, que fue una de las privilegiadas que asistió al último desfile de Rochas y se enamoró, un poquito más, de París. ¿Preparada para conocer sus impresiones?

01. ¿Qué te parece la última colección de Alessandro Dell’Acqua?
Mis looks favoritos del desfile son el 8 (un traje de chaqueta azul marino, con botones y aplique de pelo) y el 15 (un conjunto de chaqueta con falda de pedrería y detalles en piel). Me enamoré de las botas altas de serpiente, me parecen un básico.
02. ¿Crees que se mantienen los códigos de la firma?
Sí, creo Alessandro no los olvida, siguen estando presentes en abrigos largos, los colores estridentes introducidos de una manera elegantísima o el aire bohemio y parisino visto desde un enfoque sofisticado, actual y poderoso.

03. ¿Cuál de sus looks será tu fuente de inspiración?
El 8, ese traje de chaqueta azul me encanta porque aunque parezca que no tiene nada, en realidad, lo tiene todo.
04. ¿Cuáles son los accesorios de Rochas que se han colado en tu wish list?
Sin duda, las botas altas de serpiente.

05. ¿Cuál dirías que es el look que mejor evoca el espíritu Fun in Pink?
Para mí, el 26. El trench rosa, la combinación de materiales, el top con lazada y los accesorios de piel de serpiente lo hacen inconfundible.
06. ¿Cómo fue la experiencia de ver el desfile de la Maison?
Un desfile es algo emocionante y el de Rochas me hizo especial ilusión, ya que me sentía muy dentro del espíritu de la marca tras descubrir la nueva Mademoiselle Rochas EDT. Ver el trabajo de tantos meses de una manera tan cuidada, como lo hizo la firma, fue maravilloso e inolvidable.
Y es que para disfrutar de esa experiencia con total intensidad, Sofía mantuvo la máxima de mimetizarse con el entorno prestando atención a los detalles. Se perfumó (sin medida) con el frenchic de Mademoiselle Rochas, aprendió “el arte” de ponerse una boina” y comprobó la indecisión que te atrapa en la Maison cuando te pruebas sus ‘vestidazos’.
Su segundo objetivo fue adaptarse a la dinámica de la ville lumiére: además de asistir al desfile, compró una baguette, se perdió por Le Marais y degustó un vino en ‘Chez Julien’. Pero todo ello sin renunciar al placer de ser turista, con el beneplácito de comprar souvenirs, hacerse selfies (hasta convertir su pose en trending topic) o quejarse del tráfico.
¿Su tip secreto? Hizo un pacto con la ciudad, selló su amor por ella y se prometió que volvería (una y otra vez…).